martes, 3 de junio de 2014

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Si estamos programados para temerle al fracaso, tengan por seguro que estamos programados para no intentar cosa alguna. Cuando todo resulta bien, todo es relajado y todos somos amigos, cuando no se llega a la meta o no se lograron los objetivos de una buscamos culpables, mejor sería  hacerse responsable del fracaso sin auto-flagelarnos  o dar pena, pues por allí está la vía hacia la mejora.

Un fracaso más pues sí que importa y nada más sabio que colocarlo en la base de datos. Allí como lecciones aprendidas (ojo: a-pren-di-das) sin asco ni miedo de revisarlas de cuando en cuando y evitar ese paso mal dado y sacar adelante un nuevo intento.

¿Hay algo peor que el fracaso?
Claro, el no intentar nada de nada.

Ejemplos emblemáticos, claro que hay y para no sentirnos sol@s, en el fracaso compañer@s, aquí les va una lista:


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